El montaje se realizó alrededor de las 11:30 am. Me tomó aproximadamente menos de 10 minutos entre que los vecinos salían y me miraban con cara de acusarme y la gente que pasaba y se detenía a observar en silencio, sin dejar de lado el hecho de que la instalación estaba a un lado de la puerta del recinto y bajo la ventana donde cualquiera podía asomarse y detener el desarrollo de la intervención.
La razón de no pedir permiso para la instalación fue precisamente para observar la reacción de un lugar como éste a una serie de objetos predispuestos en un orden predeterminado, simbólicos más que nada y no tan explícitos como el dibujo de un anciano.
La instalación ocurrió sin problemas.
Más tarde, cuando ya vagaba de un lado para otro observando la reacción de los transeúntes una vecina que me había visto se acercó a preguntarme algo, "¿pediste permiso?" fue lo primero que me dijo, no le interesó mucho más y se fue a seguir barriendo.
La instalación ocurrió sin problemas.
Más tarde, cuando ya vagaba de un lado para otro observando la reacción de los transeúntes una vecina que me había visto se acercó a preguntarme algo, "¿pediste permiso?" fue lo primero que me dijo, no le interesó mucho más y se fue a seguir barriendo.
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